viernes, 18 de septiembre de 2009

Crónicas de un viaje al Futuro tucumano

Sí. No está errado el título ni es niguna transformación de la realidad. Es que Tenis Gaucho, en tarea de trabajo para otro medio, se fue al Argentina F15 en Tucumán. Y para despuntar el vicio de escribir cosas no periodísticas cada tanto, libreta y bic en mano estó fue lo que salió. Capítulo I.

Las personas van y vienen sin parar, una escena común y repetida en cualquier aeropuerto. Chicos, grandes, ancianos joviales o jovenes demacrados, todo parecen tener la misma urgencia. Las caras demuestran impaciencia, ansiedad; mientras otros lucen ya relajados. Pero todos subyacen en lo redundante: dejar lo más rápido posible ese lugar de paso tumbo al destino final que sea.

Ya arriba de avión la cuestión cambia. El panorama es otro, pero también todos ahora esperan que despegue cuanto antes. Pasó el rato y lo que era una cálida música ambiental ya se torna densa. Mientras, de saco rojo, polleras azules y zapatos a tono, todas las azafatas visten iguales. A cada movimiento relojean en todos los sentidos, cual perros sabuesos. Ya está todo listo y la voz del capitán se hace presente para confirmar el presagio. Maximileano Hernández anuncia que en los próximos minutos será el despegue, por eso celulares y equipos electrónicos deben ser apagados. Para la tripulación es un agrado recibir a los pasajeros, o eso se dice en altoparlante.
Tiempo estimado de vuelo: una hora y 35 minutos hasta Tucumán. "Esperemos que disfrute su vuelo", saludan. Que así sea...

El despegue quedó atrás hace un rato y también pasó el ameno desayuno: Te o café, más un mini alfajor y una galletita de limón Havanna, muy paquete y todo bien adornado en una cajita. En tanto, unas pantallas de no más de 9' salen del techo cada 4 filas de asientos y pasan serie de humor británico que despiertan en muchas esas risas descontracturantes. Mientrasa, de a poco, algunos también yase levantan de sus asientos para ir al baño. Hay que entender entonces que la necesidad los urge, o el tiempo los corrió a último momento y no pudieron hacer lo suyo antes de subirse al avión, lo que conlleva un atisbo de innecesidad absoluta. O caso contrario, sólo quieren molestar al pasajero de al lado ya sea para estirar las piernas o lo que sea. Para mí suerte no fue mi caso y para mi suerte bis el niño más cercano se portó mil puntos. El panorama cambió en la imagen que entregan las diminutas ventanas de forma ovalada: de las gotas por la lluvia a un sol sin tapujos y como paisaje las nubes que dibujan extrañas formas.

Lo que parecía largo y tendido, en realidad no fue tal. Todo, en realidad, fue corto y tranquilo. En un rato será nuevamente el tiempo de tierra firme, tierra de empanadas que no dejaremos de degustar. Tin, tun... tin, tun... Hemos llegado a destino.


2 comentarios:

Juan Abraham dijo...

Yo nunca viajé en avión. Porque no se dio y porque, la verdad, me da un poco de cosa. De todas formas tu relato me sirvió para imaginarme por un momento todo ese ambiente. Ahora seguro que cuando viaje me acordaré de toda esta historieta que acabás de contar.
¡Es genial! Me gustó realmente. Seguí escribiendo, no seas ratón!
Abrazo grande, Marquiños!!

Anónimo dijo...

rastudo, buena historia. si te agarra palacios de deportea, te saca el titulo. jajajaj

abrazo de gol

el colo