martes, 20 de noviembre de 2007

Un espíritu libérrimo


"Habrá que reconocer a la deidad, una vez más, y ni mucho menos será la última, la cualidad sagrada de permanecer ajeno a las miserias terrenales. Apenas hay sudor en la remera de esa silueta etérea de apariencia humana sobre la que difaman los carteles de sus devotos, ésos en los que se puede leer "Silencio, genio trabajando". Es él quien procura la belleza del silencio, atenuado sólo por el murmullo, distinto a cualquier otro, de las cuerdas de su violín sobre la pelota.
Y no mientan, los genios están a salvo de la maldición bíblica del 'laburo', ellos sólo construyen un mundo más grato a través de los dones genuinos para la creación, invitan a quienes les contemplan a la fuga coyuntural de las penumbras cotidianas, de las rutinas laborales, de los rostros que ya observamos como una condena ímplicita del existir, de las voces que, bajo la ficción del condicional, nos impelen a desarrollar tareas ineludibles en la pretensión de supervivencia. Roger Federer no tiene amo ni patrón.
Es un espíritu libérrimo al que observan con ira, desesperación, envidia o admiración quienes le ven desde el otro lado de la red, desde el otro lado de la vida. Ahí están Davydenko, Roddick, Nadal, Ferrer, el resto de los mortales, que intentaron tomar la palabra, que pretendieron en vano alterar la suavidad de sus caricias, el giro enciclopédico de su muñeca, el desliz liviano de sus piernas. Seres arrojados, entusiastas, dignos, almas fútiles sin el privilegio de la posteridad.
" Javier Martínez - Diario El Mundo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felices 200 semanas Rogelio!

No te bajes nunca!