lunes, 7 de julio de 2008

Inclasificable

La final de Wimbledon épica entre Roger y Rafa supera los ámbitos normales de cualquier análisis. Es que para los fanáticos de este deporte, más allá de los posicionamientos particulares por uno u otro jugador, fue un regocijo especial. La capacidad de ambos por subir sus rendimientos en momentos en los cuales a cualquier otro se le caería la raqueta de los nervios y la presión, es algo inadmisible para todos los mortales de este planeta. Ya se han escrito sobradas lineas, cubriendo todos los cinceles, por eso se hace difícil escribir algo distinto; desde este lugar sólo les decimos buen provecho a los que ayer se engolosinaron de tenis como nosotros. Provechito...

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